Según la 'Central News Agency', la pipeta de plástico tiene una tasa de recuperación muy baja debido a su pequeño tamaño, lo que contrasta con su gran uso, que a su vez genera problemas ambientales. Para ello, el fundador de la ONG francesa 'Rejected Pipette Association' Ayre Courtney lanzó una firma conjunta pidiendo al gobierno francés que prohíba las pajas.
Altendini dijo que los franceses usan al menos 8,8 millones de pajitas de plástico al día. Estos son solo los datos de los restaurantes de comida rápida. Si se cuenta el número de bares, hoteles, cafeterías, etc., el número será aún mayor.
Según el informe conjunto, la tasa de recuperación de paja es baja y no se descompone por sí sola en la naturaleza, por lo tanto, la incineración es un mejor tratamiento, pero contamina el aire. Otro resultado es que desemboca en ríos u océanos y se convierte en desechos plásticos ecológicamente destructivos. Se entiende que la paja se ha convertido en una de las basuras más comunes en la costa francesa. El peor final es que finalmente puede ingresar al cuerpo humano a través de la cadena alimentaria.
Según el libro conjunto, para las personas, beber bebidas con sorbetes se basa principalmente en un hábito, no en una necesidad. Por lo tanto, la paja debe rechazarse activamente durante el consumo, reduciendo así su producción y uso.